Los Mayas sincronizadores galácticos nos legaron un sistema complejo, el Tzolkin un calendario basado en el movimiento de la luna, ella con sus cuatro fases de 7 días de duración cada una conforman un movimiento armónico de 28 días por luna, lo que hace un total de 13 lunas por año o 364 días de rotación de la tierra en su órbita, dejando un día llamado día fuera del tiempo o día verde, que es el salto a una octava superior una vez por año pues los sistemas galácticos tienen su movimiento en forma helicoidal y no circular.
Este calendario o sincronizador galáctico es siempre eterno y su forma o plantilla es una estructura armónica que representa el tiempo natural, utilizando este calendario acompañamos a la naturaleza en su flujo evolutivo y ella nos acompaña a nosotros.
Respetando este flujo de energía accedemos a la ley del mínimo esfuerzo, que significa con el menor uso de energía obtener el mayor resultado. Los mayas siempre se fijaban en el movimiento de la luna nunca iban a sembrar en un tiempo donde se debía cosechar, siempre se fijaban las características de cada luna para saber que hacer.
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